La máquina de vapor ha sido una de las mayores contribuciones de la tecnología al progreso humano. Es uno de los pocos inventos que han sido casi exclusivamente beneficiosos, influyendo en distintos aspectos de la vida humana.
La primera utilización práctica de la máquina de vapor fue para facilitar la extracción de carbón de las minas. Thomas Newcommen, en 1712 desarrolló un tipo de máquina de vapor que era capaz de bombear el agua fuera de las minas. Esta máquina era sencilla y, salvo unas pocas piezas, podía ser construida por artesanos del lugar. Pero desperdiciaba combustible, ya que el cilindro debía ser refrigerado después de cada operación.
La máquina inventada por James Watt en 1769, separaba las partes calientes y las partes frías de su ciclo de funcionamiento, evitando pérdidas de energía y reduciendo el consumo de combustible en dos terceras partes. Esta máquina hizo posible el desarrollo de la siderurgia, aumentando la eficacia de los procedimientos de expansión del acero.
La segunda aplicación práctica fue en el transporte. Las locomotoras de vapor dieron lugar a redes ferroviarias, que permitieron transportar vagones de carga en forma más rápida y a menor costo. Además, los barcos de vapor acortaron en forma considerable las travesías marítimas.
En 1884, se utilizó la fuerza de vapor para la invención de la turbina de vapor, por el ingeniero Charles Parsons. Una de sus ventajas era que comunicaba la fuerza motriz en forma rotatoria. Estas turbinas propulsaron buques en línea, desplazando a los barcos a vela.